La parada cardíaca fuera del hospital afecta a más de 275.000 personas en Europa cada año. Se sabe que el tiempo que pasa desde que se produce la parada cardiaca hasta la llegada de un desfibrilador es esencial para la supervivencia de la víctima.
En la actualidad cada vez se lucha más para disminuir al máximo los tiempos de llegada de los servicios de emergencia, pero es cierto que sigue siendo vital, tanto la formación del cualquier ciudadano, como la disponibilidad de un desfibrilador lo antes posible. La tendencia de intentar acercar la tecnología actual a mejorar los tiempos y disponer con la mayor rapidez de un desfibrilador es cada vez mayor.
En la actualidad son cada vez más los estudios que se están realizando con drones, vehículos aéreos no tripulados para poder transportar un desfibrilador con la mayor rapidez a la zona donde se haya producido el evento cardíaco.
Pero .. ¿Son realmente útiles este tipo de aparatos para situaciones como estas? Un estudio realizado por Sanfridsson y colaboradores en la zona de Suecia han intentado dar respuesta a la pregunta.
Realizarón un estudio de simulación utilizando drones, en el que realizaron dos grupos uno con un participante y otro grupos en parejas utilizando drones equipados con desfibrilador ubicados a 50 m del evento. Se analizaron todas las grabaciones de los diferentes eventos y los tiempos de asistencia tanto de un grupo como de otro.
De los resultados obtenidos en el estudio cabe destacar que el grupo en el que se utilizó el dron, los participantes catalogaron la actividad como factible y segura, ninguno de los participantes dudo en utilizar el aparato. La interacción con el dron-desfibrilador indicaron que fue más fácil incluso que el realizar la propia reanimación cardiopulmonar al simulador o utilizar su propio teléfono móvil.
Curiosamente en el grupo de dos participantes el rango de tiempo desde ver la víctima en el suelo hasta realizar la llamada fue de 13 segundos y en el grupo de un solo participante fue de 5 segundos. En el equipo de solo un participante el tiempo de no intervención con el maniquí fue de 94 segundos. En los equipos de dos participantes para adquirir el desfibrilador y utilizarlo fue de 126 segundos, pero en todo momento se estuvo realizando masaje cardiaco por parte del otro compañero del equipo, siendo 0 segundos el tiempo de no intervención con el simulador.
Se concluye indicando que para los participantes sí tiene sentido el utilizar este tipo de drones para ayudar y agilizar el transporte de un desfibrilador. Este estudio da claras pistas de que este tipo de técnicas ayudarian claramente a distribuir un desfibrilador cuando es necesario en un evento cardíaco, por eso serían necesarios más estudios de este tipo para poder avanzar en cuál sería el mejor procedimiento a seguir.
Desde Cuidae esperamos que no tardando mucho podamos realizar algún experimento con este tipo de aparatos y poder contarlo.
Entrada de: Elías Gracia Carrasco. Enfermero y Máster en Emergencias Sanitarias.
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