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COVID Y MUERTE SÚBITA: EL DESFIBRILADOR COBRA MÁS IMPORTANCIA QUE NUNCA

Hoy os comentamos un interesante artículo del Indian Heart Journal en el que se valora el potencial riesgo de padecer la COVID 19 y sufrir una muerte súbita en personas adultas.



Se sabe que existe cierta asociación entre las epidemias de gripe y el aumento de eventos cardiovasculares adversos relacionados con infartos de miocardio (IAM) y accidentes cerebrovasculares (ICTUS). Muchos de estos suceso manifiestan con paradas cardíacas súbitas fuera del hospital.


En el caso de la COVID 19 todavía no hay suficientes datos para poder establecer una asociación positiva significativa entre la propagación del virus y el aumento de paradas cardiacas extrahospitalarias.


Según los autores del artículo el departamento sanitario de bomberos de Houston, en esta ciudad se registró un aumento del 45% de llamadas relacionados con muertes súbitas en la calle durante la pandemia.


Por otro lado, entre la literatura revisada por los autores se encontraron datos en Italia que sugieren cierta asociación positiva significativa entre la propagación del virus COVID 19 y el aumento de estas muertes súbitas. Concretamente entre 362 paradas cardiacas fuera del hospital 103 de ellas tenían diagnóstico de COVID 19 siendo el 77,4% del aumento de estos eventos.


Entre los datos hospitalarios de China se registraron lesiones en el miocardio al 27,8 de los pacientes ingresados por COVID19, así como niveles altos de troponina (proteína que indica sufrimiento del corazón) siendo la mortalidad entre estos pacientes de un 56% frente al 9% en los paciente NO COVID .


Se sabe que hasta un tercio de los pacientes ingresados en la UCI x COVID 19 desarrollan miocarditis y que muchos casos terminan en miocardiopatías como consecuencia del estrés cardiaco que provoca el virus. Las alteraciones electrofisiológicas que sufre el corazón como órgano y sus células en el contexto del COVID grave puede conducir a una conducción del impulso nervioso cardiaco anormal que puede terminar en muchos casos en una arritmia maligna y un paro cardiaco totalmente inesperado.

Es en estos casos cuando la evidencia sí que ha demostrado de forma significativa que el desfibrilador externo automatizado (DEA) puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte si se coloca a tiempo y los testigos de la parada cardiaca son capaces de realizar una reanimación básica de calidad.


El futuro nos aportará más volumen de datos con el que poder afinar mejor las asociaciones estadísticas entre la muerte súbita y la enfermedad del COVID 19, pero desde luego los datos que comenzamos a ver empiezan a hacer plausible esta relación.


Por el momento la cambio protección de colectivos e instalaciones mediante la instalación de desfibriladores que consiga revertir estas arritmias cardiacas post jovit son la única medida preventiva para poder salvar vidas


En al caso de la COVID

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